La real fiscalía británica Crown Prosecution Service determinó la semana pasada no procesar a Gary McKinnon, de 42 años de edad, por ataques y sabotaje informático perpetrado contra el ministerio de defensa de Estados Unidos en los años 2001 y 2002.
Esto implica que McKinnon ha perdido una nueva ronda judicial en su lucha por evitar la extradición a Estados Unidos, donde enfrenta serios cargos amparados en la ley antiterrorista. En el peor de los casos, McKinnon podría ser sentenciado a 70 años de cárcel.
McKinnon sufre de la enfermedad de Asperger, una forma de autismo, y sus abogados temen que podría intentar suicidarse en caso de ser extraditado. El acusado estaba desempleado cuando ingresó subrepticiamente a los sistemas informáticos del Pentágono. Después de haber sido detenido por la policía británica en 2002, ha negado consecuentemente que su intención haya sido causar daño, y que su único propósito era encontrar información sobre OVNIS.
Los defensores de McKinnon, que hace años lanzaron una campaña denominada "Free Gary McKinnon, or at least give him a fair trial in the United Kingdom" (libertad para Gary McKinnon, o al menos un juicio justo en el Reino Unido), recalcan que el caso únicamente refleja la intención de las Fuerzas Armadas estadounidenses de sentar un precedente, y que "han optado por sacrificar al más débil de todos". En tal sentido, recuerdan que a comienzos del milenio, un gran número de hackers jugaba con la deficiente seguridad informática del Pentágono, sin que ahora enfrenten investigaciones ni procesos judiciales en su contra.
Según las autoridades estadounidenses, Gary McKinnon es un terrorista peligroso. Las autoridades británicas, por su parte, dicen tener evidencias suficientes contra McKinnon, como para autorizar su extradición a Estados Unidos.
Antes de concretar la extradición del afectado, la decisión adoptada por Crown Prosecution Service será objeto de una investigación independiente. La decisión a que llegue el comité responsable es considerada la última esperanza para McKinnon.
En este contexto, cabe señalar que un conocido jurista británico, Lord Carlile of Berriew - encargado de analizar la ley antiterrorista británica- ha enviado una carta al ministro del interior Jacqui Smith, instando la procesar a McKinnon en Gran Bretaña.
Por su parte, el alcalde de Londres, Boris Johnson, ha exhortado al presidente estadounidense Barack Obama a revocar la solicitud de extradición de McKinnon. Dejando de lado toda diplomacia, Johnson calificó la solicitud de extradición como "neoconservadurismo lunático" ("neocon lunacy") agregando que es imposible considerar a McKinnon como una amenaza contra la seguridad estadounidense.
McKinnon sufre de la enfermedad de Asperger, una forma de autismo, y sus abogados temen que podría intentar suicidarse en caso de ser extraditado. El acusado estaba desempleado cuando ingresó subrepticiamente a los sistemas informáticos del Pentágono. Después de haber sido detenido por la policía británica en 2002, ha negado consecuentemente que su intención haya sido causar daño, y que su único propósito era encontrar información sobre OVNIS.
Los defensores de McKinnon, que hace años lanzaron una campaña denominada "Free Gary McKinnon, or at least give him a fair trial in the United Kingdom" (libertad para Gary McKinnon, o al menos un juicio justo en el Reino Unido), recalcan que el caso únicamente refleja la intención de las Fuerzas Armadas estadounidenses de sentar un precedente, y que "han optado por sacrificar al más débil de todos". En tal sentido, recuerdan que a comienzos del milenio, un gran número de hackers jugaba con la deficiente seguridad informática del Pentágono, sin que ahora enfrenten investigaciones ni procesos judiciales en su contra.
Según las autoridades estadounidenses, Gary McKinnon es un terrorista peligroso. Las autoridades británicas, por su parte, dicen tener evidencias suficientes contra McKinnon, como para autorizar su extradición a Estados Unidos.
Antes de concretar la extradición del afectado, la decisión adoptada por Crown Prosecution Service será objeto de una investigación independiente. La decisión a que llegue el comité responsable es considerada la última esperanza para McKinnon.
En este contexto, cabe señalar que un conocido jurista británico, Lord Carlile of Berriew - encargado de analizar la ley antiterrorista británica- ha enviado una carta al ministro del interior Jacqui Smith, instando la procesar a McKinnon en Gran Bretaña.
Por su parte, el alcalde de Londres, Boris Johnson, ha exhortado al presidente estadounidense Barack Obama a revocar la solicitud de extradición de McKinnon. Dejando de lado toda diplomacia, Johnson calificó la solicitud de extradición como "neoconservadurismo lunático" ("neocon lunacy") agregando que es imposible considerar a McKinnon como una amenaza contra la seguridad estadounidense.