jueves, septiembre 10, 2009

"Copyleft", otro esquema para defender la autoría

Muchos artistas son de la opinión de que cuanto más circula una obra, más se vende. Al contrario de la idea habitual que contabiliza una obra copiada como una obra no vendida, la corriente "copyleft" prefiere mirar al abanico de oportunidades que ofrece el uso libre de su trabajo.

Este fenómeno responde a una visión muy distinta al "copyright", que restringe el uso de todos aquellos productos culturales. El "copyleft" pone a disposición pública un programa informático o una creación artística.

Si la creación gusta a la persona que la ha "pirateado" con permiso expreso de su autor, el siguiente paso puede ser recomendarla a su grupo de amistades y conocidos, comprarla original para su propio disfrute o incluso como regalo a un tercero. El proceso se convierte en una suerte de marketing viral gestado principalmente en el infinito océano de Internet.

El "copyleft" permite un mayor control de los creadores sobre sus obras, mientras que el "copyright", la defensa de los derechos de autor, tiene en las entidades de gestión a intermediarios que cobran comisiones y toman las riendas de la explotación de obras ajenas.

En el mercado editorial, esta práctica no difiere mucho de la del "bookcrossing", en la que millones de personas de todo el mundo "liberan" algún libro de su propiedad para que otro puede encontrarlo y reutilizarlo sin pagar por ello, por lo que sólo es el primer lector el que paga en concepto de derechos de autor.

En el caso de la música en directo, desaparece la figura de la entidad de gestión como intermediario, lo que permite al artista negociar directamente su propio caché, del que no tendrá que ceder una parte a dicha entidad.

En opinión del presidente del Consejo de Dirección de la Sociedad General de Autores y Editores de España, Teddy Bautista, con el "copyleft" el autor "deposita de buena fe su obra, pierde el control de la misma y está expuesto a que otra persona pueda usarla y volverla a reponer como si fuera propia", tal y como explicó a Efe hace un año.

Bautista también aseguró que este fenómeno "no tiene peso" y que la Sociedad General de Autores y Editores no "ha notado prácticamente nada en el sistema de captación de socios".

Llega el registro online
Safe Creative es un registro en el que cualquier persona puede subir de forma gratuita una creación propia, ya sea una foto, un artículo, una canción o un diseño. Además de construir una prueba ante posibles plagios, esa información está disponible para cualquier usuario y proyecto que quiera consultarla, explica a Efe el coordinador para América Latina de esta comunidad online, Pedro Carrillo.

Internet es el gran aliado del "copyleft". En la Red es donde operan agrupaciones como la Asociación de Música en Internet, la Fundación Copyleft o asociaciones como Safe Creative.

Actualmente son trece mil creadores activos inscritos en ella, que han registrado más de ochenta y cuatro mil obras. La finalidad del registro en este tipo de webs es precisamente "demostrar esa antigüedad, la existencia previa de la obra a nombre de una persona o entidad".

En caso de juicio sería una prueba documental -apunta Carrillo-, un certificado digital con firma electrónica, admisible en todas las legislaciones procesales como un medio de prueba más, sin perjuicio de que además podemos aportar un protocolo de actuación.

Además de permitir el acceso a los contenidos se facilita la creación de nuevas obras derivadas de las primeras, que también deben regirse por los principios de "copyleft". "No sólo no se tiene la percepción de ser criminalizado por usar un contenido determinado sin pagar, sino que de hecho es lo que el autor quiere que se haga", asevera Pedro Carrillo.

Su línea de expansión mira a América Latina. Tras su desembarco en Chile, está a punto de llegar a Argentina, Brasil, México, Colombia y Uruguay. La Asociación de Música en Internet (AMI) www.asociacionmusica.com-, especializado en descargas mp3, busca la promoción y defensa de la música en Internet, agrupa a grupos y artistas "copyleft" y se centra en la defensa consumidor de música online.

En 2003, cuatro años de que Radiohead hiciera correr ríos de tinta con su decisión de vender su música por Internet, permitiendo que fuera cada comprador quien decidiera cuánto pagar por su álbum "In Rainbows", el cantante panameño Rubén Blades ya había comercializado de esta forma "Rubenblades.com/CD".

Libre distribución en la Red
Sin que llegue a considerarse "copyleft", aunque próximo a sus ideario, existe otro fenómeno en la industria cultural que deja en manos de los creadores la distribución de su producto, algo hasta ahora impensable en el espectro cultural.

En 2003, cuatro años de que Radiohead hiciera correr ríos de tinta con su decisión de vender su música por Internet, permitiendo que fuera cada comprador quien decidiera cuánto pagar por su álbum "In Rainbows", el cantante panameño Rubén Blades ya había comercializado de esta forma "Rubenblades.com/CD".

"Este experimento decidirá si en el futuro podremos prescindir de intermediarios y ofrecer nuestro trabajo a un costo menor, conservando para el artista los beneficios directos de su labor”, explicaba en su día el autor de “Pedro Navaja” desde su página web.

Aunque este modo de distribución no implica que sus creadores renuncien a los derechos de autoría de los mismos ni que su música pueda ser empleada para cualquier uso, sí que facilita que aquellos artistas que buscan darse a conocer puedan acercar su producto a muchas más personas sin la necesidad de depender del apoyo de una multinacional o un sello, aunque hayan sido los músicos consagrados quienes hayan puesto de moda esta práctica.

Via Engadget

Via Xataka