Nuestra piel convertida en una pantalla táctil. En esto se basa el prototipo en el que trabajan Microsoft y la universidad Carnegie Mellon. Se llama Skinput. Según Chris Harrisson, el inventor del dispositivo, el origen de su investigación está en que la movilidad de los aparatos reduce su pantalla y dificulta la interacción con ella. La mano y el brazo, por el contrario, ofrecen una superficie cómoda para la misma.
El sistema se basa en un brazalete que se coloca en el brazo que capta las vibraciones emitidas cuando la persona presiona ligeramente sobre determinadas zonas del brazo o la mano. Estas señales son enviadas de forma inalámbrica al aparato que cumple la orden emitida.
El brazalete distingue los toques, de baja frecuencia, realizados para dar una orden y aquellos, de más alta frecuencia, que son movimientos naturales y que no tienen nada que ver con la interacción. La fiabilidad del sistema en persona obesas decrece.
En zonas oscuras, se puede integrar en el brazo un miniproyector que visualiza sobre la piel un interfaz para facilitar el manejo de Skinput.