lunes, noviembre 05, 2007

Te has preguntado que harás cuando se te acabe la gasolina?

Nuestro mundo es totalmente dependiente de los combustibles fósiles, pero sólo porque el precio de estos carburantes son los más baratos. A medida de que la extracción del petróleo y del gas natural sea cada vez más cara, el mercado se abrirá a nuevos combustibles.
De hecho la idea de sustituir la gasolina por otros carburantes que puedan ser incluso utilizados por los motores de combustión interna no es nueva. Durante la Segunda Guerra Mundial, los aliados cortaron las líneas de suministro de Alemania hacia los pozos de petroleo del Mar Caspio.
Así, durante la última parte de la guerra, se optó por elaborar un combustible artificial que pudiera utilizarse por su maquinaria militar sin ninguna modificación. El llamado "combustible sintético" era creado a partir de carbón, que era licuado para conseguir un producto que, si bien todavía estaba basado en combustíbles fósiles y producía el doble de dióxido de carbono, demostró que la gasolina es sustituible.
Sin embargo, las opciones de futuro para el combustible de nuestros vehículos no son demasiado claras, dado que si bien se vislumbran grandes ventajas, las tecnologías necesarias para sacar provecho a estos combustibles también arrastran algunos importantes problemas.
Nos encontramos principalmente con una contradicción básica: las tecnologías "alternativas" a los combustibles fósiles que se venden como ecológicas, no lo son en absoluto, dado que los componentes necesarios para construir los motores son tremendamente contaminantes.
ElectricidadSi hay una tecnología que ha ganado protagonista como alternativa a la gasolina en nuestros vehículos, es la de los motores eléctricos. Modelos como el Toyota Prius nos han mostrado como hay otra manera de moverse por la ciudad e incluso de aumentar la eficiencia del constante acelerar-decelerar del coche, ya que puede transformar la energía disipada en la frenada en carga eléctrica para la batería.
Así, podemos conseguir tener una autonomía funcional sin tener que depender de estaciones de carga, y disminuimos el consumo de combustibles fósiles en recorridos cortos y en la aceleración inicial del vehículo, que es cuando se dispara dicho consumo.
No todo son ventajas en el caso de la tecnología basada en motores eléctricos. Para comenzar, la autonomía sigue siendo limitada, las baterías deben ser cambiadas después de un número de ciclos de carga/descarga (baterías que son tremendamente contaminantes), y la potencia desarrollada no es excesivamente alta.
Así, el futuro de los coches eléctricos depende de la evolución de las baterías. Si se consigue que las baterías de Ión Litio, que actualmente son las que mayor carga respecto a peso/volumen ofrecen, puedan mantener una descarga lo suficientemente alta como para alimentar a motores eléctricos potentes, estaremos en el buen camino.
BiocombustibleDe cereal, de aceite animal, o de cualquier cosa que pueda convertirse en un líquido susceptible de propulsar un motor, son los biocombustibles. De hecho, estos carburantes se han hecho tristemente populares al ser calificados como causantes del encarecimiento de los productos básicos.
Lo cierto es que estos combustibles ya llevan mucho tiempo entre nosotros, y sólo ahora, que está en boga la lucha contra el cambio climático, saltan a la luz pública como posible sustituto del petroleo.
Estos carburantes tienen la ventaja de poder funcionar en motores convencionales, y el inconveniente de que siguen siendo contaminantes y de que su popularización convertiría a los alimentos básicos en un elemento de especulación.
HidrógenoSí, todo el mundo se acuerda del dirigible "Hindenburg" cuando hablamos del gas Hidrógeno, pero lo cierto es que no es más volátil que la gasolina que llevamos en los depósitos de nuestros coches.
El Hidrógeno es, sin duda, el elemento combustible más fácil de encontrar de nuestro planeta, y es fácilmente obtenible a través del procéso de electrólisis del agua, o de biomasa a través de un proceso llamado termólisis. Gracias al Hidrógeno, podemos conseguir energía para mover dos tipos de motores.
Por un lado, tenemos los de combustión interna, que utilizan el hidrógeno como si se tratase de gasolina, aunque los diseños tradicionales de pistón tienen un alto riesgo de explosión prematura, por lo que algunos fabricantes optan por motores Wankel, en los que la toma de hidrógeno y la combustión suceden en cámaras diferentes.
Por otro lado, tenemos los de Células de combustible (Fuel Cell), en los que el hidrógeno se utiliza para generar electricidad para un motor eléctrico. Estos últimos cuentan con la ventaja de que el producto final de la reacción del Hidrógeno con el Oxígeno del aire es electricidad y vapor de agua.
El Hidrógeno cuenta con algunas dificultades, entre las cuales encontramos la dificultad de contenerlo en un depósito sin pérdidas, la diferencia de funcionamiento a diferentes temperaturas, o el coste de producción en la actualidad.
Así, podemos ver que no hay una tecnología a la que se pueda apostar claramente como alternativa de futuro, pero si nos tenemos que basar en los fabricantes, la de las células de combustible son las que más prometen.

Via Engadget

Via Xataka