Unas 160 millones de personas en todo el mundo
padecen de esquistosomiasis, una enfermedad parasitaria que causa
decenas de miles de muertes al año. Quien la tiene sufre de dolor
abdominal, tos, diarrea, fiebre y fatiga entre otros síntomas.
Desarrollar una vacuna es el objetivo de cientos
de investigaciones, pero para ello hay que adentrarse a lo más profundo
de la enfermedad, conocer sus entrañas, su estructura, sus moléculas,
sus proteínas y hasta su composición atómica.
Superar este tipo de retos no es
sencillo, por lo que cada vez más la ciencia necesita apelar a grandes
herramientas para desentrañar los misterios de la medicina. Y un
sincrotrón -un acelerador de partículas- es ideal.
El Centro Diamond Light Source, en Reino Unido,
es un microscopio del tamaño del estadio Wembley de Londres que genera
una luz tan intensa que, con técnicas de cristalografía y de rayos X,
permite obtener una resolución 10.000 veces mayor que la de un
microscopio de luz normal.
"Los virus, como sabes, son una especie de
pequeñas 'nanomáquinas' que no puedes ver en un microscopio común", le
explica a BBC Mundo Dave Stuart, director de ciencias vivas de Diamond y
profesor de biología estructural de la Universidad de Oxford.
Los sincrotrones se han convertido en una
herramienta indispensable para la ciencia moderna. Hay unos 60 en
funcionamiento en todo el mundo, casi todos ellos en países
desarrollados.
Sin embargo, hay tres cosas que hace al Centro
Diamond diferente: cuenta con un laboratorio para cristalizar las
proteínas que luego se analizarán con los rayos X, puede hacer estudios
con rayos ultravioleta y es capaz de estudiar los agentes patógenos
nivel 3, responsables de enfermedades como el sida, la hepatitis y
algunos tipos de gripe.
Fuente: BBC