jueves, julio 05, 2007

Monitores? Consejos para cuidar tus ojos

Ya hemos comprado nuestro equipo nuevo. Tiene lo último en procesadores de doble núcleo, más memoria que el abuelo cebolletas, y una señora tarjeta gráfica. Ahora le toca el turno al monitor. ¿El que sea? No, escoge con cabeza y no castigues tu vista.
El error típico de aceptar que nuestro monitor sea "el que viene con el ordenador" o "cualquiera, todos son iguales" consigue que nos quejemos de que el ordenador no se vea bien, que nos cueste leer la letra, y de que al final nos tengamos que poner gafas de lo mal que nos ha dejado la vista. El monitor de nuestro PC es uno de los componentes, junto con el ratón y el teclado, que más puede afectar a nuestra salud, así que no hay que comprarlo a tontas y a locas.
Veamos en qué debemos fijarnos a la hora de escoger uno.
Tipo
¿Plano o de tubo? La elección entre LCD y CRT ya casi no existe, dado que muchas tiendas ya ni siquiera tienen en almacén pantallas de tubo. Aún así, hemos de tener en cuenta que las CRT son las que mejor brillo y contraste ofrecen, además de mostrar los colores de manera mucho más fiable que cualquier otra tecnología de pantallas. Éstas han quedado relegadas a aplicaciones profesionales en las que se necesita una alta fidelidad cromática.
Además, las pantallas de tubo no ofrecen diferentes calidades de imagen dependiendo de la resolución escogida desde el sistema operativo, limitación que sí que tienen las LCD, como veremos más adelante. Esto las hace especialmente indicadas para juegos de ordenador, en los que a menudo se seleccionan resoluciones diferentes a las utilizadas para trabajar normalmente.
Entonces, ¿cuál es el problema con las CRT? Tres: Consumo, tamaño, y peso.
Brillo y contraste
Supongamos que hemos escogido una pantalla plana LCD. Ahora queremos que la imagen sea lo más viva posible. Para ello nos tendremos que fijar en dos parámetros: el brillo y el contraste. El brillo es la potencia lumínica que nos llega a los ojos desde la pantalla. Para comparar diferentes luminosidades de pantalla, el fabricante nos dará una medida en candelas por metro cuadrado (cd/m2), y los valores normales suelen ir rondando las 300 cd/m2.
En cuanto al contraste, el fabricante nos facilita la diferencia entre el blanco y el negro, indicándonos, principalmente, "cómo de negro es el negro" de la pantalla. A valor más alto, mayor diferencia entre claros y oscuros, mayor contraste, y por lo tanto, imágenes más vivas y con menos "neblina". Los valores normales rondan desde los 500:1 hasta los 700:1. Hay que desconfiar de valores provistos por algunos fabricantes que sitúan su contraste en 3000:1 y similares para pantallas LCD.
Tiempo de respuesta
Siguiendo con las pantallas LCD, el siguiente aspecto a tener en cuenta es el tiempo de respuesta, o lo que es lo mismo, el tiempo que tarda un pixel concreto en cambiar la información que muestra. Actualmente, todas las pantallas tienen tiempos de respuesta lo suficientemente bajos como para que los efectos de retraso o de "imagen fantasma" (ghosting) hayan quedado en el pasado.
Los valores más típicos se mueven alrededor de los 8 milisegundos, aunque podemos encontrar algunos con valores tan bajos como 2ms o tan altos como 14ms.
Tamaño
¿Qué tipo de aplicación vamos a utilizar principalmente en el ordenador? ¿Juegos? ¿Programas de diseño? ¿Ofimática? ¿Ver películas? La elección del tamaño de pantalla, así como su formato (4:3 o 16:9) dependen del uso que se vaya a hacer del PC. Así, para la inmensa mayoría de usuarios, una pantalla de 17 o 19 pulgadas en formato 4:3 será perfecta, aunque si utilizamos Windows Vista, quizás querramos pasarnos al formato panorámico 16:9 para que la barra lateral de Vista no nos moleste demasiado.
Si pensamos realizar trabajos con gran cantidad de textos, puede que nos valga la pena gastarnos un poco más y pensar en una pantalla panorámica de 22 pulgadas, que nos permitirá ver dos páginas DINA4 de manera simultánea a tamaño natural. De igual manera, si vamos a utilizarlo como Home Cinema, tendremos que pensar en la distancia a la que nos situaremos de la pantalla para calcular el tamaño idóneo, o incluso ir pensando en un televisor de pantalla plana con entrada DVI o VGA para conectar el ordenador.
Resolución
Como hemos dicho antes, las pantallas LCD tienen un problema con las resoluciones, y es que dado que se componen de una matriz de píxeles determinada, tienen una resolución nativa, o lo que es lo mismo, una resolución óptima, ya que coinciden los píxeles que envía la tarjeta gráfica con los píxeles de los que dispone el monitor.
Así, si queremos poner el monitor a otra resolución, se tendrá que realizar un interpolado para eliminar la información que sobra, por lo que la calidad de imagen nunca será tan buena como cuando lo ponemos a su resolución nativa. Queda claro entonces que deberemos escoger una pantalla cuya resolución se adecúe con las resoluciones que puede ofrecer nuestra tarjeta gráfica.
Conectores
Aunque los monitores LCD son digitales de por sí, nos encontramos que la mayoría disponen únicamente de entrada VGA, que aunque es la más típica para informática, es todavía analógica. Si bien es cierto que los conversores analógico/digital de las pantallas son excelentes, si queremos obtener la mayor calidad posible que ofrezca nuestra tarjeta gráfica con salida DVI, deberemos escoger una pantalla que cuente con este tipo de entrada.
Audio
Si eres de l@s que les gusta reducir el ordenador a la mínima expresión, con pocos cables y menos periféricos a la vista, eres de l@s que quiere los altavoces integrados en la pantalla. De esta manera, puedes conectar el audio del ordenador a la pantalla y olvidarte de mamotretos que quitan sitio en la mesa. El problema, obviamente, es que en los altavoces de las pantallas, los bajos son prácticamente inexistentes, y la potencia máxima que podemos conseguir es tremendamente limitada.
Pero si no nos importa demasiado la calidad del sonido, o si nuestro espacio es muy reducido, es la solución perfecta.

Via Engadget

Via Xataka