miércoles, septiembre 16, 2009

Condenados a desaparecer

Aunque de momento las pistas son demasiado sutiles como para que uno pueda afirmar con rotundidad que los soportes físicos tienen los días contados, su sentencia ya está firmada. Sólo es cuestión de tiempo.

Los avances tecnológicos comportan cambios de formatos. Le pasó al vinilo, a la cinta de cassette y a la fotografía analógica. Sin embargo, la revolución que vamos a vivir en el mundo de los soportes va a ser bastante diferente a estos cambios anteriores.

Se trata de eliminar casi totalmente los soportes físicos tradicionales que actúan como portadores de información de todo tipo, ya sea para distribuirla directamente al usuario final o como intermediarios para su transporte entre diferentes dispositivos.

El motivo de esta revolución es, como no podía ser de otra manera, Internet. La red de redes ha hecho que la información, gracias al lento pero imparable crecimiento del ancho de banda disponible, esté disponible en cualquier lugar, en cualquier momento, y de manera casi instantánea.

Y si podemos disponer de esta información a través de las ondas mediante conexiones inalámbricas, ya sea WiFi o redes de telefonía móvil, ¿de qué nos sirven los soportes de transporte de información?

Aún más: si cada vez los dispositivos portátiles son capaces de mostrarnos más variedad de información en diferentes formatos (audio, vídeo, fotografía, texto) de una manera que ya puede competir con los soportes tradicionales, ¿para qué necesitamos a estos últimos?

Es, sin duda, el principio del final del soporte físico, y lo único que falta para que sea unan realidad es la mejora en la capacidad de baterías, un pequeño aumento del ancho de banda inalámbrico, y dispositivos más ergonómicos. Y todas estas mejoras están previstas a muy pocos años vista.

Veamos qué soportes quedarán obsoletos en los próximos años.

Adiós al papel
¿Será cierto? ¿podremos cambiar un hábito de intercambio de información de más de dos milenios de antigüedad? Lo cierto es que, cada vez más, todo nos hace pensar que sí. No se trata únicamente de gestos como el de que los estudiantes estén cambiando los libros de texto por ordenadores portátiles, sino por los avances en el papel electrónico.

Con pantallas muy finas, flexibles, y con una facilidad de lectura con luz natural muy similar a la del papel normal, el papel electrónico no sólo permite disponer de millones de páginas de información en un contenedor de tamaño inferior a un bolígrafo, sino que también se puede llegar a conectar inalámbricamente, por lo que podemos estar leyendo las últimas noticias aparecidas en la red en tiempo real, para acto seguido pulsar un botón y continuar leyendo nuestra novela favorita.

Actualmente ya hay varios modelos de "reader" que permiten la lectura de libros digitales (y en general de cualquier documento pdf) en blanco y negro, pero se trata de dispositivos que, si bien son finos y no demasiado pesados, quedan limitados por su rigidez.

La aparición de las pantallas flexibles, las baterías basadas en tecnología de impresión que permitirán grosores y flexibilidad parecidos a los del papel, y la apuesta de la industria por estos lectores, harán que sea mucho más cómodo (y sostenible) prescindir del papel y llevar siempre encima nuestro papel digital listo para usar.

Adiós a los CDs y DVDs
El descenso de la compra de CDs y DVDs es constante, mientras que las descargas legales de música y películas crecen en Internet al mismo ritmo que las principales distribuidoras se apresuran a redirigir su negocio hacia los servicios de Video On Demand y gigantescos catálogos de música online.
Además, el fenómeno de Spotify hace que si queremos, no tengamos que pasarnos por una tienda de música nunca más.

Entonces, ¿tienen futuro los CDs? ¿los DVDs? ¿y los Blu-Rays? Todo hace indicar que todos acabarán desapareciendo, dado que para qué disponer de una colección de discos de plástico en casa cuando puedes acceder instantáneamente a cualquiera de las canciones que contienen a través de Internet en cualquier lugar.

Al margen de los coleccionistas, la tendencia es a prescindir de estos soportes para música y vídeo y optar por transferirla directamente de un servidor remoto a nuestro dispositivo preferido, ya sea un reproductor MP3 (o teléfono móvil), un ordenador doméstico, nuestro televisor, o cualquier otro electrodoméstico conectado a Internet.

¿Y los CDs o DVDs para guardar nuestras fotos o vídeos? Tampoco tienen demasiado sentido si los podemos almacenar de manera rápida y fácil en un servidor remoto que nos dé garantías de mantener nuestras posesiones digitales protegidas y sin el problema del deterioro de los soportes ópticos.

Adiós a las tarjetas de memoria
Estos soportes son meros intermediarios para el transporte o almacenamiento de información. Con cada vez más cámaras de fotos y vídeo dotadas de conectividad inalámbrica, no es difícil imaginarse un futuro en el que no necesitemos ningún tipo de almacenamiento intermedio para conseguir que la información que adquiramos pase inmediatamente a nuestro servidor remoto favorito.

También adiós a los lápices de memoria, que únicamente sobreviven debido a la disponibilidad insuficiente de ancho de banda. En una realidad con velocidades de transmisión cercanas a los 100 MBit/s, la necesidad de estos dispositivos sería nula, ya que simplemente bajaríamos en el ordenador destino cualquier cosa que pudiéramos haber transportado con el pen drive.

Puede ser sólo una predicción basada en pequeñas pistas, pero, en el fondo, todos sabemos que, en un mundo cada día más conectado, los soportes físicos de antaño están destinados a desaparecer. Y si no, tiempo al tiempo.

Via Engadget

Via Xataka